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  Paul, catequista gandó
  Benín.

Paul es un muchacho tímido, o es la impresión que da al principio cuando te mira expectante, pero en cuanto ve la puerta abierta se me pone a explicar todas las actividades del centro, las clases, los profesores, lo que más le gusta a él sin darse cuenta de que mi bariba es poco menos que elemental. Se le han iluminado los ojos. En la mano lleva la carta de Almudena que le he entregado y me pregunta por su salud, por su trabajo... y entonces sí que se le nota la timidez. Está siguiendo un curso de formación de catequista de nueve meses Es allí donde he ido a visitarle) y se le ve feliz y a gusto entre sus compañeros.



 

- Es, con Olivier, el mejor del grupo. Tiene una inteligencia natural asombrosa, me dice el P. Bertin, el director del Centro.

Paul es gando, de Boonru. Hace un año no sabía leer ni escribir. Fue Almudena la que le preparó en unas semanas para pasar el test de selección del nuevo curso que consistía en un dictado y lectura en bariba. Aprobó con soltura y hoy maneja tizas y cuadernos como si lo hubiese hecho toda su vida. Le enviaron de su comunidad con el fin de ocuparse más tarde de los gando que hay en el pueblo y en los campamentos de los alrededores porque varios de ellos desean formar una comunidad cristiana. Tradicionalmente han estado bajo la autoridad de los peul, sus dueños y señores, y practican su misma fe, el Islam, aunque hoy, al liberarse de sus señores, los hay que llegan a buscarse la vida por otros horizontes que marquen todavía más su independencia.

Cuando termine el curso, volverá a su pueblo y allí intentará reunir a sus compañeros y más tarde verán si organizan un catecumenado y construyen una capilla. Paul parece encantado y resuelto a ejercer la responsabilidad que se le confía. Me habla de Boonru, del campamento que hay antes de llegar y se le vé con ganas de estar ya allí.

Rafael Marco, sma.